Política del centro acerca de los derechos y responsabilidades de los residentes

 

En 2015, la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó la Convención Interamericana sobre la
Protección de los Derechos de las personas mayores, y en 2017 el Estado Nacional la ratificó, quedando
obligado a adoptar medidas para su cumplimiento. Ley 27.360.

La Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores
establece pautas para promover, proteger y asegurar el pleno goce y ejercicio de los derechos de la
persona mayor.

Las personas mayores tienen derecho al reconocimiento y al pleno goce y ejercicio, en condiciones de
igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a fin de contribuir a su plena
inclusión, integración y participación en la sociedad.

Si bien Hirsch pertenece a la AFI (Asociacion Filantrópica Israelita), es una institución abierta a toda la
comunidad, respetando la diversidad de religiones y particularidades de las personas.

El modelo de Atención Centrada en la Persona en los servicios gerontológicos implica asumir una serie de
principios y consideraciones. No es suficiente con reconocerlos o enunciarlos, también es necesario
hacerlos efectivos en el día a día.

1. Todas las personas tenemos dignidad
Con independencia de la edad, las enfermedades, el estado cognitivo, el grado de discapacidad o
dependencia, o cualquier otra circunstancia socio personal, las personas mayores son poseedoras de
dignidad. Por tanto, deben ser tratadas con igual consideración y respeto que las demás.

2. Cada persona es única
Ninguna persona mayor es igual a otra. Cada persona tiene su propio proyecto vital. Por tanto, la atención
personalizada es imprescindible y debe dirigirse a apoyar proyectos de vida propios y significativos.

3. La biografía es la razón esencial de la singularidad
La biografía es lo que convierte en única a cada persona mayor. Por tanto, ésta se convierte en el referente
básico del plan de atención y vida.

4. Las personas tenemos derecho a controlar nuestra propia vida
La persona mayor se considera como un agente activo y protagonista de su proceso de atención. Por
tanto, se ha de respetar la autonomía de las personas y se deben buscan oportunidades y apoyos para
que éstas tengan control sobre su entorno y su vida cotidiana.

5. Las personas con grave deterioro cognitivo también tienen derecho a ejercer su autonomía
La autonomía no se entiende como una capacidad única y fija. Por tanto, no se renuncia a trabajar desde
la autonomía con las personas gravemente afectadas, identificando oportunidades y apoyos que permitan
su ejercicio. Y también la autonomía se entiende como un derecho que, cuando la persona no es
competente para tomar decisiones y actuar, es ejercido de modo indirecto a través de los otros, quienes
deciden teniendo en cuanta los valores y preferencias de quien es representado.

6. Todas las personas tenemos fortalezas y capacidades
Las personas mayores, aun teniendo altos niveles de dependencia, también tienen fortalezas y
capacidades. Por tanto, la atención profesional no debe fijarse solo en los déficits y limitaciones, sino que
ha de poner la mirada en fortalezas y capacidades de cada persona, relacionarse desde ellas y buscar el
fortalecimiento de las mismas.

7. El ambiente físico influye en el comportamiento y bienestar subjetivo.
Especialmente en las personas con deterioro cognitivo o con gran dependencia, el ambiente físico cobra
una gran importancia en relación al bienestar subjetivo. Por tanto, es preciso lograr entornos hogareños,
confortables, significativos, accesibles, predecibles y seguros.

8. La actividad cotidiana tiene una gran importancia en el bienestar personal
Lo cotidiano, lo que sucede en el día a día, las actividades que realizan las personas mayores influye de
forma determinante en su bienestar físico y subjetivo. Por tanto se han de procuran actividades plenas de
sentido que refuercen la identidad de las personas, que respeten su edad adulta y que sean acordes a sus
intereses. Actividades que además de servir de estímulo y terapia, eviten el aislamiento social y resulten
agradables y motivadoras para cada persona.

9. El ser humano es un ser social y nos relacionamos desde relaciones de interdependencia
Nos desarrollamos y vivimos en relación social y todos necesitamos de los demás para convivir y
realizarnos plenamente. Mantener relaciones sociales tiene efectos positivos en la salud y en el bienestar
de las personas. Esto sucede a lo largo de toda la vida, y especialmente cuando las personas se encuentran
en situación de dependencia.Por tanto, los otros los profesionales, la familia, los amigos o los voluntarios- son esenciales en el
desarrollo del proyecto vital de las personas a lo largo de todo el ciclo vital y tienen un papel clave en el
ejercicio de la autodeterminación y el logro del bienestar físico y subjetivo.
También las personas mayores, incluso cuando tienen un deterioro importante, deben ser valoradas como
alguien que aporta y contribuye al bienestar de otros y, por tanto, deben recibir apoyos para que esto así
sea y así se visibilice.

10. Las personas somos seres multidimensionales dinámicos, por tanto, sujetos a cambios
En las personas mayores interactúan aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales. Precisan
apoyos diversos y ajustados a las diferentes situaciones. Por tanto, resulta imprescindible ofrecer una
atención que integre intervenciones integrales, coordinadas y flexibles.